Dónde puedo encontrar a Dios

  • Todos podemos reconocer que vivimos en un mundo super-materializado, cuyo lema se concreta en: Tanto tienes, tanto vales. También nosotros podemos caer en la tentación de poner nuestras esperanzas y nuestro corazón, en los bienes materiales.
    Reconocemos que en nuestro mundo reina la tristeza y que muchas veces el miedo paraliza nuestras vidas, que vivimos con angustia y agobio.
    Una vez más el Señor nos propone la verdadera felicidad: no poner la confianza en el dinero sino en Él. La Felicidad es tener la certeza, la tranquilidad, de que es el Señor el que sostiene, el que lleva nuestra vida.
    En la primera lectura de la Misa de hoy hemos escuchado la queja que oímos o decimos muchas veces: “Me ha abandonado el Señor”. A lo que Él responde: Yo no te olvidaré. Hemos dicho todos en el salmo: Descansa sólo en Dios, alma mía. ¡Ojalá nos lo repitamos muchas veces!
    Terminaba la segunda lectura diciendo: Dejad que venga el Señor, verdaderamente si le dejamos que venga reinará la Paz en nuestro corazón. Nos podemos preguntar en serio: ¿Creo que verdaderamente mi corazón puede descanar en Dios? ¿Cómo encontrar esa Paz?
    Quizás antes debemos reconocer con sinceridad que, ¡NECESITAMOS ENCOTRAR A DIOS CADA DIA! como el comer y como el beber. Si descubriésemos que Dios está a nuestro lado, los problemas cambiarían.
    Insisto, ¿cómo encontrar a Dios? Pues muy sencillo y muy difícil, muy sencillo porque es lo de siempre, y muy difícil porque hay que decidirse a hacerlo. A Dios se le encuentra buscándole, y se le busca en el Sagrario, dentro de nosotros, en la Sagrada Escritura, hablando con Él. A Dios se le encuentra en el Sacramento de la Reconciliación, confesándose con frecuencia. A Dios se le encuentra en la Santa Misa, comulgando en gracia todos los domingos, y a poder ser también entre semana. A Dios se le encuentra en las distintas personas y en los distintos acontecimientos de cada día. A Dios se le encuentra tratando a la Santísima Virgen muchas veces al día. Es tan fácil y tan difícil. Está en nuestra mano.
    Si verdaderamente experimentamos que Dios está vivo, que nos ama con locura, que nos cuida y que está preocupado de nuestra felicidad mucho más que nosotros mismos, entonces comenzaremos a confiar en Él, a tener menos preocupación por las cosas, y a tener la Paz tan deseada en nuestro interior.
    Pero para todo eso hay que encontrar tiempo y ese es otro tema… ¿Estoy dispuesto a sacar tiempo para Dios, para encontrarme con Él, par descansar en Él?